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5 HÁBITOS DE CONVERSACIÓN QUE PUEDES USAR PARA CONECTAR MEJOR CON LOS DEMÁS
¿Conversar es útil para tener una mayor conexión social? Cinco pasos fructíferos que pueden ayudarnos a fortalecer lazos y evitar errores.
“No existe la conversación», escribió la novelista y crítica literaria Rebecca West en su colección de cuentos The Harsh Voice («La voz cruel»). «Es una ilusión. Hay monólogos que se cruzan, eso es todo «.
En su opinión, nuestras propias palabras simplemente pasan por alto las palabras de los demás sin que se produzca una comunicación profunda.
Muy seguramente has podido reconocer ese sentimiento en tu vida. En diferentes escenarios, bien sea que estemos conversando con un barista o con un amigo cercano, es posible que sientas ese sinsabor de no poder establecer una conexión, donde las mentes se quisieron encontrar pero no pudieron.
Esta tendencia ha aumentado, tras largos periodos de aislamiento que hemos vivido durante la pandemia del coronavirus, que genera un incremento en nuestra sed de contacto.
Si alguna vez has experimentado esta sensación, es posible que algo te pueda ayudar.
Durante los últimos años, psicólogos que estudian la interacción lingüística en condiciones de la vida cotidiana, han identificado muchas de las barreras que se interponen en el desarrollo de una conexión profunda y las maneras de suprimirlas.
- Haz preguntas.
El primer paso puede parecer obvio, pero a menudo se olvida: si deseas tener un diálogo significativo con alguien, debes hacer el esfuerzo de hacer algunas preguntas.
Considera la investigación de Karen Huang, profesora asistente en la Universidad de Georgetown, EE.UU.
Mientras estudiaba un doctorado en Comportamiento Organizacional en la Universidad de Harvard, Huang invitó a más de 130 participantes a su laboratorio y les pidió que conversaran en parejas durante 15 minutos a través de un sistema de mensajes instantáneos en línea.
Descubrió que, incluso en este corto período de tiempo, la cantidad de preguntas que se hacían, variaban ampliamente, desde alrededor de cuatro o menos en el extremo inferior a nueve o más en el extremo superior.
A lo largo de una serie de estudios de seguimiento, Huang descubrió que hacer preguntas marcaba una diferencia significativa en la simpatía que se generaba entre las personas.
Huang concluyó que la mayoría de las personas no están preparadas para hacer preguntas y que, en detrimento de nuestras relaciones, disfrutamos hablando de nosotros mismos, pero subestimamos los beneficios de dejar que los otros hablen sobre ellos.
2. Atención con la empatía
A menudo se nos dice que nos pongamos en el lugar de otras personas, pero nuestra empatía rara vez es tan precisa como pensamos. Una de las razones de esto es el egocentrismo.
«Uso mi propia experiencia, mis propios estados mentales, como un sustituto del tuyo», dice Nicholas Epley, profesor de Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Chicago.
En su forma más básica, este egocentrismo se puede notar cuando señalamos algo en nuestro entorno físico sin darnos cuenta de que está fuera de la línea de visión de la otra persona, o cuando sobrestimamos el conocimiento de alguien sobre un tema que nos es familiar.
También puede llevarnos a pensar que alguien está sintiendo lo mismo que nosotros, o que tienen las mismas opiniones, ya sea una preferencia por un restaurante en particular o sus puntos de vista sobre un tema controvertido.
Curiosamente, la investigación de Epley ha demostrado que nuestro egocentrismo es peor cuando estamos con un conocido, en lugar de con un extraño, un fenómeno llamado «sesgo de comunicación cercana».
«A menudo percibimos que nuestros amigos cercanos y parejas son similares a nosotros, por lo que asumimos que saben lo que sabemos», explica Epley.
3. Familiaridad vs. originalidad
Es natural suponer que la gente prefiere la originalidad. siempre debemos intentar transmitir algo nuevo y emocionante, en lugar de decirle a alguien algo que ya sabe. Pero no es así.
Según una investigación de Gus Cooney, psicólogo social de la Universidad de Pensilvania, EE.UU., sufrimos una «penalización de la novedad» cuando hablamos de algo nuevo, en comparación con un tema que ya es familiar para el oyente.
Si estamos hablando de algo completamente nuevo, es posible que nuestra audiencia no tenga los conocimientos suficientes para comprender todo lo que estamos diciendo. Sin embargo, si estamos hablando de algo que ya es familiar para nuestra audiencia, los oyentes pueden llenar esos vacíos ellos mismos.
La penalización por novedad podría explicar por qué una descripción de unas vacaciones exóticas a menudo no tiene tanto impacto cuando se las cuentas a tus colegas, a menos que ellos mismos hayan estado en ese lugar.
«Cuando la experiencia es tan increíble en tu cabeza que puedes olerla, saborearla y ver todos los colores, simplemente asumes que otras personas también pueden hacerlo», afirma Cooney.
4. No tengas miedo de profundizar
Muchas experiencias humanas compartidas pueden ser increíblemente profundas, incluso en una charla ligera. La investigación reciente de Epley muestra que la mayoría de las personas aprecian la oportunidad de explorar sus pensamientos y sentimientos más íntimos, incluso si están hablando con desconocidos.
El equipo de Epley pidió a parejas de participantes que no se habían conocido previamente, que discutieron preguntas como: «Si una bola de cristal pudiera decirte la verdad sobre ti, tu vida, tu futuro o cualquier otra cosa, ¿qué te gustaría saber?».
La mayoría de los participantes temía que los intercambios fueran muy incómodos, pero la conversación fluyó mucho más de lo que habían predicho. También sintieron una mayor sensación de conexión y todo esto con un estado de ánimo más feliz después del intercambio.
«En estas conversaciones profundas, tienes acceso a la mente de otra persona y puedes reconocer que la otra persona realmente se preocupa por ti», dice Epley. «Eso puede generar un intercambio de palabras conmovedor, incluso aunque nunca vuelvas a encontrarte con esa persona».
5. Honestidad sin tacto sobre la bondad sin sentido
Imagínate por un momento que te ves obligado a hablar con total honestidad durante cada interacción social. ¿Cómo te iría en tus relaciones?
Hace unos años, Emma Levine, profesora asociada de Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Chicago, y Taya Cohen, profesora asociada de Comportamiento Organizacional en la Universidad Carnegie Mellon, decidieron convertir este experimento mental en realidad.
Reclutaron a 150 participantes y los dividieron en tres grupos. Se pidió al primer grupo que fuera «absolutamente honesto» en cada conversación, en casa y en el trabajo, durante los siguientes tres días; al segundo grupo se le dijo que fuera amable, cariñoso y considerado durante el mismo período, mientras que al último tercio se le animó a comportarse normalmente.
Los participantes honestos obtuvieron puntajes tan altos en las medidas de placer y conexión social durante los tres días como aquellos a quienes se les dijo que fueran amables y, a menudo, encontraron mucho sentido en los intercambios.
Experimentos de seguimiento demostraron además que la comunicación honesta resultó ser mucho más constructiva de lo que la gente predijo y los beneficios de la revelación franca sobre su bienestar general continuaron durante al menos una semana después.
No hace falta decir que la honestidad se sirve mejor con una buena dosis de diplomacia.
Cohen dice que debes pensar detenidamente sobre el momento de tus comentarios, la forma en que están redactados y si la persona tendrá la oportunidad de hacer uso de la información.
ADAPTADO DE: BBC NEWS
https://www.bbc.com/mundo/noticias-59229812
DAVID ROBSON
BBC WORKLIFE